Wladyslaw Szpilman

El pianista del Gueto de Varsovia




Amaranto Editores, Madrid 2000

ISBN: 84-95157-08-X

Titulo Original: The Pianist
Francia, Polonia, Alemania, Inglaterra, 2002
Dirección: Roman Polanski
Intérpretes: Adrien Brody, Frank Finlay



La música era su pasión. La supervivencia, su obra maestra...

El pianista, el último y conmovedor filme de Roman Planski, fue adaptado para la pantalla grande por el guionista británico Ronald Harwood, quien se inspiró en la autobiografía de Wladyslaw Szpilman, un judío polaco que relata su lucha por sobrevivir durante la Segunda Guerra Mundial.

Celebrado compositor y pianista, Wladyslaw interpretaba su último concierto en vivo, en un estudio de la Radio Polaca, cuando la artillería nazi lo destruyó, salvándose de milagro.

Durante la brutal ocupación, pudo evitar la deportación y terminó confinado en el arrasado Ghetto de Varsovia. Allí, pugnó desesperadamente por mantenerse vivo, mientras veía derrumbarse a su alrededor todo lo que él amaba.

Sin embargo, una ayuda inesperada le permitió vencer sus miedos y recuperar sus dones artísticos: recibe la ayuda de un oficial alemán, amante de la música, que lo oculta hasta que llegan los días finales de la conflagración

Estreno: 06 de marzo de 2003

Asomarse al horror

El pianista ("The Pianist", Francia, Polonia, Alemania, Inglaterra/2002). Dirección: Roman Polanski. Con Adrien Brody, Emilia Fox, Michal Zabrowski, Ed Stoppard y otros. Guión: Ronald Harwood, basado en el libro de Wladyslaw Szpilman. Fotografía: Pawel Edelman. Música: Wojciech Kilar. Presentada por Alfa Films. Duración: 145 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: muy buena

Autor: Adolfo C. Martínez

Sobrevivir en medio del horror, de la destrucción y de las persecuciones son, en todas las guerras, el doloroso ansia de aquellos que, lejos de las espurias pasiones y rencores que motiven las contiendas bélicas, están inmersos en sus trágicas consecuencias.

Son muchos los ejemplos de esos hombres, mujeres y niños que se debatieron entre la salvaje lluvia de balas, que fueron torturados en campos de concentración o que sufrieron los más crueles castigos simplemente por ser de otra raza o por pertenecer a otra religión. Roman Polanski, con una talentosa filmografía a su favor, decidió tras una ausencia de tres años de silencio como realizador, volver a la pantalla grande con una historia que es muy cercana a sus raíces.

De padres polacos, Polanski centró su mirada en la Segunda Guerra Mundial y, más concretamente, en la figura de uno de esos seres perseguidos por el terror alemán. Su protagonista es Wladyslaw Szpilman, un pianista y compositor polaco que, en 1939, y mientras ejecutaba un tema de Chopin, comenzó a experimentar los horrores de la contienda.

Desde ese momento tanto Szpilman como su familia fueron perseguidos por ser judíos. Varsovia era destruida por el poder bélico de las tropas de Hitler, y cada vez se hacía más difícil hallar algún lugar para refugiarse. El pianista sólo conocía el apasionamiento por su arte y, cada vez más solo, es testigo de la muerte, de las torturas y del ansia destructor de los enemigos de su país.

Terrorífica escenografía

Varsovia fue uno de los primeros blancos de la aviación alemana y las tropas hitlerianas construyeron un gueto en el que casi cuatrocientos mil judíos vivían en una zona delimitada por muy pocas manzanas. La población fue dividida en grupos de trabajos forzados y la comida se distribuía irregularmente. Szpilman fue uno de esos miles de judíos que sufrieron la humillación, el hambre y las enfermedades. A veces amparado por amigos leales que se jugaban la vida, el pianista lograba esconderse en alguna vivienda abandonada o en un sucio y maloliente ático de una casa en ruinas.

Finalmente la paz llegó para Polonia y en 1945 los nazis abandonaron Varsovia tras una tenaz resistencia. Pero en esa ciudad destruida quedaban sólo veinte judíos, entre ellos Wladyslaw Szpilman, que volvió a ser ese excelso pianista que vivió hasta el año 2000 luego de una larga trayectoria artística y de escribir su libro "Muerte de una ciudad", en el que relata su larga odisea de judío perseguido.

Polanski, con el apoyo del guionista Ronald Harwood, se adentró en la vida de este hombre que conoció todas las caras del horror. El realizador deja que su cámara atrape a esa desolada Varsovia y sigue con su lente a ese ser despojado de su orgullo de artista y de su simple condición humana. El realizador no necesitó el pincel melodramático ni la ficción pesimista para desarrollar esa odisea, porque la odisea está en la realidad de la historia, en la bestialidad de quienes se imponen por la fuerza a la naturaleza de las razas y de las religiones. Y Szpilman es el ejemplo que Polanski necesitaba para sumergirse —y sumergir a los espectadores— en el dolor de todo holocausto.

"El pianista" es, fundamentalmente, un canto a la dignidad humana, un grito desesperado frente a la violencia de la sinrazón, un cuadro patético de la desesperación de los inocentes sumidos en la impotencia de la guerra.

Puede señalarse que el film es por momentos extenso en su metraje, reiterativo en algunas situaciones y duro de digerir. Pero no es menos exacto que el cineasta francés estampó en la pantalla de plata sus mortificaciones personales y su sello tan auténtico como íntimo.

El film queda como una vivisección de guerras sin sentido y de persecuciones ignominiosas. Y, sobre todo, como un auténtico retrato de un hombre y de un artista —Wladyslaw Szpilman— que vivió como pocos la locura homicida de ser perseguido por ser, simplemente, alguien perteneciente a una comunidad perseguida y vilipendiada.

Vale acotar que no es agradable ver "El pianista", si quien asiste al cine se reclina en su butaca con ánimo pasatista. Pero la obra queda como un canto que pendula entre lo lírico y lo violento teniendo como centro a ese hombre permanentemente acosado que, finalmente, volverá a su piano, es decir, a su arte, que es, al fin y al cabo, el único objeto de su existencia.

El excelente trabajo de Adrien Brody —meditado, elaborado con sutiles miradas, amasado con enorme sentimiento— es otro de los aciertos del film. El elenco que lo apoya es tan digno como la fotografía y la música, rubros que suman a "El pianista" la magnificencia del miedo y la locura homicida de la guerra, temas que, sin duda, son los tópicos fundamentales de esta premiada y esperada obra del siempre discutido Roman Polanski. 

Fallece Szpilman, el personaje de «El pianista»


GARA | VARSOVIA


El compositor polaco Wladyslaw Szpilman, en quien se basa la película "El pianista", que Roman Polanski empezará a rodar en octubre, murió ayer en Varsovia a los 88 años de edad.
Tras declararse el armisticio en la Segunda Guerra Mundial, Szpilman acudió a la Radio Polaca, en la que trabajaba, y tocó al piano una pieza de Chopin, autor que había estado prohibido durante la ocupación alemana por ser un símbolo de la identidad nacional.
Antes había estado recluido junto a más de medio millón de judíos en el gueto de Varsovia, de donde huyó ocultándose en diversos lugares, hasta que recibió la ayuda de un oficial alemán que le encontró en la buhardilla de un edificio ocupado por las fuerzas alemanas. Estudió piano en Varsovia y Berlín, e inició su carrera artística en 1933 como músico clásico, al frente del Quinteto Varsovia.
En sus últimos días, el músico permanecía ingresado en un hospital de Varsovia con molestias provocadas por la ola de calor que azota Europa, y murió ayer.

Wladyslaw Szpilman nació en 1911. Estidió piano en Varsovia y Berlin. De 1945 a 1963 fue director musical de Radio Varsovia y posteriomente prosiguió su carrera como compositor y concertista. En la actualidad vive en Varsovia. Estas memorias relatan cómo sobrevivió a la destruccion de la comunidad judia de Polonia.

 

El Pais

 
Domingo 3 de marzo de 2001

Polanski se asoma a sus terrores


SOL CABRERA, Berlín

Roman Polanski se ha enfrentado a lo largo de su carrera a muchos fantasmas: al demonio en La semilla del diablo y La novena puerta, a las enfermedades mentales en El quimérico inquilino, a los abismos de la venganza en La muerte y la doncella. Pero hasta ahora no había hecho frente a los terrores que pueblan su propia vida, ni al asesinato de su mujer, Sharon Tate, por una secta satánica, ni a su infancia en el gueto de la ciudad polaca de Cracovia, donde padeció el horror del nazismo. Ese es precisamente el tema de su nueva película, El pianista, que se rueda en los estudios berlineses de Babelsberg, donde ha sido reconstruida la Varsovia de antes y después de la II Guerra Mundial. El filme está basado en la obra El pianista del gueto de Varsovia, de Wladislaw Szpilman.

“Yo nunca he hablado de mi infancia ni de lo que viví en la guerra. Ni siquiera con mi padre. Ahora, el tiempo que ha transcurrido me permite acercarme a mi propio pasado a través de la historia de Szpilman”, asegura el director a la prensa al inicio del rodaje. Polanski niega que haya querido nunca hacer un filme autobiográfico. “Siempre quise rodar una película sobre aquella época, pero hacerlo sobre mi propia vida me resultaría excesivamente cercano y doloroso”. Por eso no participó en La lista de Schindler, que se desarrollaba en el gueto de Cracovia, de donde él procede. “Buscaba una buena historia para acercarme a ese tema y cuando leí el libro de Szpilman decidí llevarlo al cine”.

El actor americano Adrien Brody (Pan y rosas) encarnará al músico polaco Wladislaw Szpilman, que sobrevivió al gueto de Varsovia y, tras conseguir escapar y esconderse en las ruinas de la ciudad, recibió la ayuda de un oficial alemán que lo descubrió y le salvó la vida. El pianista del gueto de Varsovia (Ed. Turpial, 2000), fue escrita recién terminada la contienda y publicada en Polonia, pero pronto quedó en el olvido. Andrzej Szpilman, hijo del autor, fue quien a los 12 años descubrió el libro en una estantería y consiguió que fuera reeditado en Alemania en 1998.

“Hasta hace un par de años mi padre nunca habló de sus vivencias de la guerra”, recuerda Szpilman, hijo, en el prólogo de la edición alemana. “A través de este libro (…) supe por qué no teníamos abuelos paternos y por qué mi padre nunca hablaba de su familia”. Polanski reconoce este comportamiento como típico de las personas que pasaron por aquella experiencia.

El director ya conocía a Szpilman antes de saber de su historia. “Lo vi por primera vez hace 25 o 30 años en Los Ángeles, cuando él viajaba por todo el mundo con su quinteto”, recuerda Polanski. El realizador nació en París de padres polacos, creció en Cracovia y a los 23 años salió por primera vez de Polonia para instalarse en París, ciudad en la que reside actualmente.

Cinco semanas en Berlín y 11 en Varsovia durará el rodaje de esta producción europea con un presupuesto de 38 millones de euros (6.300 millones de pesetas), coproducida por el propio Polanski. “Ésta es una aventura europea, a excepción del actor protagonista, que es norteamericano. Buscábamos actores ingleses, preferentemente músicos. Queríamos que todo el reparto fuera desconocido, pero después de ver a 1.400 actores ingleses no encontramos a ninguno capaz de hacer el papel”.

Los productores pusieron un anuncio en el diario británico The Guardian y otro en Internet, que resultó un método ineficaz. “Recibimos respuestas de actores de todo el mundo interesados en interpretar al personaje, incluso de mujeres”, lo que no deja de ser sorprendente tratándose de un personaje masculino, judío y polaco.

La música de la película desempeña “un importantísimo papel dramático” en la historia. Según Polanski, se trata de “la supervivencia de un artista que es salvado por la música”. Para Brody, que aprendió a tocar el piano de niño, este papel “es el sueño de cualquier actor”. “No es difícil sentir empatía y meterse en la piel de Szpilman”, explica Brody, que no desea que la dureza del relato que se cuenta le pueda afectar psicológicamente.


Diario La Vanguardia
Barcelona

Viernes 23 de junio de 2000

 

Un pianista en el gueto de Varsovia


por Josep M. Soria

"El pianista del gueto de Varsovia" de Wladyslaw Szpilman
Traducción de María Teresa de los Ríos, Ediciones Turpial y Amaranto Editores, 224 páginas, 3.200 pesetas.

Wladyslaw Szpilman, 90 años, es un compositor y pianista polaco de origen judío que fundó, en 1962, el Quinteto de Varsovia, con el cual ha dado más de 2.500 conciertos por el mundo. Pero Szpilman ha trascendido del mundo de la música con un documento sobrecogedor, "El pianista del gueto de Varsovia", relato de su supervivencia en el gueto durante la ocupación nazi.
El pianista escribió su trágica experiencia inmediatamente después de la liberación de Polonia por los rusos y fue publicada en 1946. Pero las nuevas autoridades polacas retiraron el libro porque no era políticamente correcto. Szpilman refiere en primera persona, con un lenguaje directo, no exento de un tono poético, lo que vio con sus propios ojos. La abyección humana y el dolor, el hambre, la enfermedad, la humillación y la muerte. Pero no hay en el relato una sombra de acusación ni de venganza. Es simple descripción que, por su llaneza y por su inmediatez, adquiere una fuerza enorme.
No se trata de un relato de buenos y malos (judíos y nazis); ni un libro más sobre la "shoah" ni sobre el gueto de Varsovia. Es un documento recuperado recientemente, publicado en alemán en 1998, en inglés en 1999 (considerado el mejor libro de no ficción este año por la prensa norteamericana) y en español este año, en el que aparecen las atrocidades cometidas por alemanes, lituanos y ucranianos, pero también por policías judíos y polacos hace poco más de 55 años en Varsovia. De ahí que fuera retirado.
En 1940, medio millón de judíos fueron obligados por los ocupantes a instalarse en el gueto de Varsovia, un área en la que apenas cabían unas cien mil personas. El autor relata cómo fueron levantados los muros, como en 1942 empezaron los "reasentamientos" hacia Treblinka, adonde iba ser trasladado el músico junto con su familia, sus padres, dos hermanas y un hermano, de lo que se salvó él casualmente, aunque nunca más volvió a ver a los suyos. Szpilman describe de forma fría escenas muy impactantes. Como el niño que intenta hacer contrabando a través del muro y es asesinado a patadas por un soldado alemán; el inválido que es lanzado por la ventana de un tercer piso con su butaca; los asesinatos en masa e indiscriminados en las calles o cómo se divertían los soldados obligando a los judíos ancianos o niños, a punta de metralleta, a bailar valses en la intersección entre el gueto grande y el pequeño. Corría la primavera de 1942 "y los alemanes -cuenta Szpilman- se habían aficionado a hacer películas.(...) Un día agruparon a un cierto número de hombres y mujeres en los baños públicos, les dijeron que se desnudaran y se bañaran en la misma sala, y filmaron la curiosa escena con todo detalle.(...) Los alemanes hacían las películas antes de acabar con el gueto, para desmentir posibles rumores(...) o para mostrar lo bien que vivían los judíos de Varsovia, y también lo inmorales y despreciables que eran".
En 1943, el gueto se sublevó, lo que provocó su destrucción por los nazis, y un año después apareció en Varsovia la resistencia, que fue también aplastada. Szpilman fue testigo de todo e incluso participó en la resistencia al proveer de munición a la guerrilla polaca. Finalmente, vivió solo, en unas condiciones infrahumanas, en las buhardillas de una fantasmagórica Varsovia reducida a escombros por los alemanes.
De todo ello pudo escapar Szpilman gracias al azar y a la ayuda de amigos, de judíos colaboracionistas, de polacos antisemitas y de un oficial de la Wehrmacht. Precisamente, "El pianista del gueto de Varsovia" incluye fragmentos del diario de ese oficial, Wilm Hosenfeld, que murió siete años más tarde en un campo de concentración soviético, sin que Szpilman pudiera hacer nada por salvarle. Roman Polanski prepara la adaptación al cine.





"Imperdeonablemente olvidado desde su publicación en polaco en 1946, y traducido ahora por primera vez, es un libro poco habitual: una crónica del Holocausto escrita inmediatamente después de la experiencia."

Los Angeles Times, Mejor obra de no fictión de 1999

"...Una historia tan increble que hay que leerla para creerla."

Washington Post, 1999

Roman Polanski : "... es la historia que he estado buscando durante anos y anos para llevar al cine."

New York Times, 2000

"...Un tributo a la fuerza de la descripción y de la música."

The Economist, Mejores libros de 1999

 

Roman Polanski ha adquirido los derechos para adaptar al cine el best seller The pianist en el que se relata la vida en Varsovia del músico Wladyslaw Szpilman, entre 1939 y 1945.

ENERO 2000(14.01.00)

 

Polanski prepara una película sobre el holocausto "que haga historia"

A sus 66 años y con una sólida carrera cinematográfica a sus espaldas, el director de cine polaco Roman Polanski quiere hacer ahora una película importante, que no muera, que pase a la posteridad. Y ha encontrado la historia que puede satisfacer sus expectativas: la biografía del pianista y compositor polaco, Wladyslaw Szpilman.

Hace tiempo que decidió que el tema de su potencial obra maestra sería o el Holocausto o su niñez, que es casi decir lo mismo, ya que el director polaco creció en un gueto de Cracovia y vio como se llevaban a su madre a un campo de concentración donde murió y como su padre era deportado por los nazis.

Para su próximo proyecto, Polanski ha adaptado la autobiografía de Szpilman, titulada "El pianista", en la que se cuenta cómo el compositor, al igual que el propio Polanski, consigue esquivar los campos de concentración escondido en las ruinas de Varsovia. Finalmente, a Szpilman le ayuda un oficial alemán al que le gustaba su música y que terminó sus días prisionero de una campo de guerra de la Unión Soviética.

Las memorias de Szpilman se publicaron por primera vez en 1946 pero fueron censuradas por los comunistas y hasta hace dos años no salieron a la venta en Alemania. Polanski asegura que esta "es la historia que he estado buscando durante años" y que, a diferencia de su propia vida, tiene un carácter épico especial.

La última película de este realizador, "La novena puerta", basada en una novela de Arturo Pérez Reverte "es divertida, bonita" -afirma el director- pero "es como cualquier otra producción de las que se hacen hoy en día". En su opinión, es difícil hacer una película de éxito en EEUU y más desde fuera del país (tiene prohibida la entrada desde 1977 cuando la justicia estadounidense le acusó de abuso sexual a menores). No obstante, con esta vez está dispuesto a dejarse la piel y a poner toda la carne en el asador. NOTICINE-FP

 

Roman Polanski rodará na Polônia um filme sobre o Holocausto

O cineasta Roman Polanski prepara-se para rodar na Polônia um filme sobre a vida do compositor judeu polonês Wladyslaw Szpilman na época da ocupação nazista (1939-1945), informou o próprio Polanski em uma entrevista publicada no jornal polonês Gazeta Wyborcza. "Foi a música de Szpilman que lhe permitiu sobreviver ao Holocausto. E essa música será o elemento mais importante do filme, do qual estou começando a escrever o roteiro", baseando-me nas memórias do compositor, disse Polanski.

Para este filme, "não quero estrelas. Quero fazê-lo com novos rostos", precisou.

Roman Polanski fez seus estudos de cinema em Lodz e rodou na Polônia, em 1962, seu primeiro longa-metragem, "A faca na água", antes de emigrar para França e Estados Unidos. O cineasta se encontra em Varsóvia para apresentar seu último filme, "A nona porta", baseado em um livro do escritor espanhol Arturo Pérez Reverte.

AFP



 

ROMAN POLANSKI RETORNA A SUS RAÕCES


Roman Polanski volver· a sus raÌces adquiriendo los derechos fÌlmicos de un libro autobiogr·fico que fue un Èxito de ventas ambientado en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial.

The Pianist, considerado por el diario Los Angeles Times como el "mejor libro de no ficciÛn de 1999", est· basado en la supervivencia del musico Wladyslaw Szpilman en Varsovia entre 1939 y 1945.

Polanski adaptar· y dirigir· la pelÌcula, mientras que el canal de televisiÛn francÈs "Canal Plus", con sede en ParÌs, financiar· el desarrollo y actuar· como coproductor. El presupuesto est· calculado en cerca de $20 millones.

En conversaciÛn con Daily Variety, Polanski dijo que "quiero comenzar a filmar en Polonia muy pronto".

Para Polanski, The Pianist tiene ecos de su propia juventud en Cracovia, la ciudad polaca azotada por la guerra a la cual fue llevado cuando tenÌa tres aÒos por sus padres polacos, tras su nacimiento en ParÌs.
"Desde hace muchos aÒos habÌa estado buscando un proyecto que se relacionara con mi historia personal, hasta que apareciÛ The Pianist. Nunca he leÌdo una obra tan conmovedora que me diera ganas de llevar a la pantalla y, al hacerlo, hacer frente a ese perÌodo de pesadilla".

Esta no es la primera vez que Polanski ha contemplado realizar un filme sobre el holocausto. "Se me acercaron para que dirigiera The Schindler's list, pero me llegaba demasiado cerca".

The Pianist llega pis·ndole los talones a The Ninth Gate, en la que Polanski dirigiÛ al norteamericano Johnny Depp y ya ha recaudado $25 millones en Europa.

En Estados Unidos, su estreno est· pautado para el 17 de marzo.

Reuters

La Nueva España
Oviedo, España

Jueves, 23 de mayo de 2000

 

La escritura frente a la amnesia

Las editoriales Amaranto y Turpial comienzan la colección Memoria con dos autobiografías de judíos perseguidos en Polonia y en la URSS

por Aída Oceransky

 

 

Con testimonios directos, que recogen acontecimientos relevantes acaecidos en este siglo, se inicia la colección Memoria, por unión de las jóvenes editoriales Amaranto y Turpial, publicando en España los dos primeros títulos inéditos, con una cuidada y atractiva edición. Los lectores de lengua castellana tendremos así la oportunidad de acercarnos terribles, narrados por sus protagonistas, ya que, no obstante la contundencia de los hechos, la memoria se desvanece con el paso del tiempo y con la desaparición de los protagonistas de estos dramas.

El pianista del gueto de Varsovia, escrito por Wladyslaw Szpilman, se publicó en Polonia en 1946 con el título La muerte en la ciudad, pero fue secuestrado por razones políticas. A pesar de los intentos de reimprimirlo, no fue permitido por las autoridades polacas. La versión presentada es una traducción de la reimpresión realizada en 1998 en alemán.
Wladyslaw Szpilman (Sosnowiec,1911) estudió música en Varsovia y Berlín y trabajó como pianista en Radio Varsovia. Ejecutaba el Nocturno en Do Menor de Chopin, último concierto transmitido por Radio Varsovia, cuando los alemanes invaden Polonia. Como judío, vivió los horrores de la guerra y la persecución y confinamiento en el gueto. Escribió sus memorias al terminar la guerra y retomó si trabajo en Radio Varsovia. Fundador del Quinteto de Piano de Varsovia ha dado casi 2.500 conciertos en el mundo. Actualmente reside en Polonia.
Con lenguaje directo impregnado de una muda desolación, Szpilman describe la entrada de los alemanes en Varsovia y cómo decide junto con su familia quedarse en su casa, dado que confían en la inmediata intervención de Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos de América, poniendo fin a la pesadilla en breve tiempo. Pero esto no ocurre y la situación obliga a cada uno a ganarse la vida como pueda. Durante un tiempo Szpilman toca el piano en los cafés de los diferentes guetos hasta que se les reduce el espacio vital, empiezan las redadas de judío, y pierde a su familia, enviada a un campo de concentración (los padres, dos hermanas y un hermano). Durante un tiempo vive en el gueto, donde se había traslado forzosamente a medio millón de judíos en el año 1940. La muerte, el sadismo, la degradación de los individuos son narrados sin juzgar, sin dramatismo, con simplicidad aterradora. Describiendo el lento deterioro de su mundo, unido a la pérdida de su familia, de su casa, a las humillaciones sufridas en manos de los oficiales de las SS y de la policía del gueto judío, a la búsqueda desesperada de alimentos, consigue una narración desapasionada que acerca al lector de forma inquietante a la guerra, recogiendo con crudeza y concreción los horrores sufridos y presenciados. Arriesgando la vida, los amigos polacos de Szpilman consiguen sacarlo del gueto. Oculto durante mucho, con la permanente amenaza de morir de hambre, observa a través de una ventana de la buhardilla-refugio los resplandores del fuego y el humo proveniente del gueto, debidos a la valiente sublevación de los judíos en 1943, en la que seguramente hubiera muerto de encontrarse allí. Desde otro escondite vivió en directo la no menos famosa sublevación de Varsovia en agosto de 1944. Finalmente un oficial alemán de la Wehrmacht que estaba a cargo de las instalaciones deportivas de la ciudad (para que los soldados alemanes se mantuvieran en forma), lo encuentra en una de sus salidas para buscar comida y Szpilman le narra su historia. El oficial, que le había pedido que tocara algo en un piano desafinado de su mobiliario, le confiesa su sentimiento de vergüenza por ser alemán, le ayuda a esconderse, le presta ayuda con víveres, una manta y un abrigo. Szpilman sobrevive al último invierno y recupera la libertad con la entrada de los rusos, que casi lo matan al confundirlo con un alemán por el abrigo militar que llevaba puesto.
Szpilman volvió a interpretar el mismo nocturno de Chopin en la radio polaca, como si estuviera reanudando la vida donde la dejó seis años antes.
En esta edición se incluyen extractos del diario de su salvador, el capitán Wilm Hosenfeld, en el que recoge las impresiones de la ocupación desde el punto de vista de un alemán que no comprende "cómo ha sido posible cometer tantos crímenes contra civiles indefensos, contra los judíos... carecía de sentido una guerra que había degenerado en una carnicería masiva e inhumana que niega todos los valores culturales y no se puede justificar ante el pueblo alemán". Un epílogo del disidente de Alemania Oriental Wolf Biermann, escrito cincuenta años después del libro, ofrece datos adicionales sobre algunos cabos sueltos.
Tantos años después de los hechos, varios medios de comunicación europeos y americanos (The Sunday Times, The Economist, Los Angeles Times), han coincidido en señalar las memorias de Szpilman como uno de los mejores libros de 1999...
...Incómodo y doloroso para quienes deseaban cerrar los ojos ante los aspectos más oscuros del régimen político soviético, como para los que veían en él una crítica a todo sistema dictatorial que fuera infractor de los más elementales derechos políticos, no interesó a ninguna editorial española, y fue recuperado por la colección Memoria, la cual deseaba combatir la amnesia del pasado impuesta a los lectores de habla hispana.

Quinteto de Varsovia

MEXICO CITY, EL NACIONAL, 12 mayo 1968

 

Lo que mas impresiono del conjunto su perlecto acoplamiento su sensibilida~ an exquisita para frasear cada pasaie y ei mäs emotivo equilibrio de las sonoridades que die a esta obra una interprefacion verdaderamente ei publico clarnorosas ovaciones.

MEXICO CITY , EL NACIONAL, 16 mayo 1968

 

En to aale de expectoculos de Beilas Aries los dies 10 del aclual un publico conocedor supo eprecler nuevomente le disciplina y colidad de los portentoso3 elecutantes del quinteto de Versovia cuyos interprefaciones pueden considesarse excepcionales un 3u r

MEXICO CITY, EL UNIVERSAL, Julio 1969

 

...Ouinteto Varsovia los senores lgor lwanow primer violin, Jan Tawroszewicz segundo violin; Stefan Kamosa viola; Andrzei Orkisz chelo y Wladyslaw Szpilman pianista. Hemos tenido el singular privilegio de escuchar uno de mejores conjuntos de cuerdas del mundo. Los distinguides musicos manifestaron su sincera gratitud par el cálido y efusivo aplauso que el publico invitado al concierto les tribute...

COSTA RICA SAN ?JOSE, LA NACION, Julio 1969

 

QUINTETO DE WARSAVIA

CON GUSTO DE ARISTOCRATAS

... Se presento el Quintefo de Varsovia (lgor lwanow primer violin, Jan Tawroszewicz segundo violin: Stelan Karnaso viola: Andrzei Orkisz cello: Wladyslaw Szpilman piano) El estupendo grupo polaco - porque verdaderamente es estuperdo - inicio su intervencion con el Quinfeto para piano y cuerdas Op. 57 de Schostakowicz, con el que demostro admirable comprension musical y poderosa vitalidad. Con alarde de sonoridad inusitada, cada ejecutante logro dentro de un marco unitario con siso y de riguroso discipline, la subordinacion mas asombrosa imaginable fonto a to parlitura como a t resto de sus companeros.

© Andrzej Szpilman 2004